LA EDUCACION EN EL RENACIMIENTO
LA ESCUELA Y EL PENSAMIENTO PEDAGOGICO EN LA EPOCA DELRENACIMIENTO. (DE LOS SIGLOS XIV AL XVI)
Los rasgos más característicos del Renacimiento son: el surgimiento de formas embrionarias del
modo capitalista de producción en el seno de la sociedad feudal, el desarrollo de la manufactura y
del comercio, el crecimiento de las ciudades y el nacimiento de una nueva clase la burguesía, que
en aquel momento tenía un carácter progresista.
En la lucha contra el Feudalismo, la burguesía elabora su propia ideología. Como señala Engels, la
burguesía necesita de la ciencia y es partícipe en la lucha que frente a la iglesia sostenía la ciencia
en aquel entonces. En el Renacimiento alcanzan un gran desarrollo la Matemática, la Astronomía,
la Mecánica, la Geografía y las Ciencias Naturales. Es éste un período de grandes invenciones y
descubrimientos en diferentes campos: la invención de la imprenta, el descubrimiento de América,
el establecimiento de la vía marítima hacia la India.
Los humanistas, representantes de la época del Renacimiento, rendían culto al hombre en primer
lugar, y luchaban denodadamente contra la concepción religiosa del mundo que sojuzgaba la
personalidad. Pero las posiciones progresistas adoptadas por ellos eran aplicables solamente a un
circulo limitado de personas: a la capa más elevada de la sociedad. No se manifestaban en
relación con la explotación de los campesinos, ni defendían su derecho a la educación. Se
preocupaban poco por la instrucción del pueblo y consideraban que la principal ocupación de éste
era el trabajo físico.
Para los hijos de los nobles los humanistas exigían una educación física y estética plena. También
la enseñanza del latín y del griego, idiomas que se consideraban necesarios para poder estudiar
los monumentos literarios de la Antigüedad. En el programa de la enseñanza intelectual, incluían
asignaturas como Matemática, Astronomía, Mecánica y otras Ciencias Naturales.
Los humanistas respetaban al niño y se oponían a la enseñanza escolástica y a la severidad en la
disciplina. Aspiraban a desarrollar en los niños la curiosidad y el interés por los conocimientos.
En las escuelas que dirigían los pedagogos humanistas la influencia de la iglesia era menor; sin
embargo, la religión seguía manteniendo un lugar importante.
Las concepciones de los humanistas encontraban aplicación práctica únicamente en algunas
escuelas aisladas donde estudiaban hijos de personas acomodadas.
Al mismo tiempo se continuaban desarrollando las escuelas en las ciudades donde cursaban la
primera enseñanza los hijos de los artesanos y comerciantes. Surgieron escuelas para niños (por
lo general, privadas). En la mayoría de las escuelas de las ciudades la enseñanza se desarrollaba
en el idioma natal de los alumnos. En el siglo XVI, conjuntamente con las escuelas primarias,
existían escuelas superiores (latinas) y escuelas medias (colegios y gimnasios), donde la
enseñanza tenía una duración de 8 a 10 años (sólo para los hijos de las personas acomodadas).
Algunas sectas religiosas, que se enfrentaban en la Iglesia Católica, por ejemplo, los anabaptistas
en Europa Central, los taboritas, en el país de los checos, y otras, organizaban la enseñanza
primaria general en el idioma natal de los niños miembros de su secta.
El pensamiento pedagógico de la época, del Renacimiento, se desarrolló en formas diferentes
según los países, reflejando los rasgos característicos del desarrollo de cada país.
En Italia, Vittorino de Feltre (1378-1446) humanista famoso, muy versado en filosofía antigua,
organizó una escuela que él llamó la Casa Gioiosa (Casa de la Alegría), fundamentada en los
principios de la pedagogía humanista. La escuela fue establecida en un bello palacio en medio de
la naturaleza. El edificio fue equipado especialmente para cubrir todas las necesidades de una
escuela según los señalamientos de su creador. A diferencia de las escuelas medievales, en esta
escuela había abundancia de luz y aire y se concedía especial atención al desarrollo físico de los
niños. Las asignaturas principales eran las lenguas y la literatura clásicas. Se estudiaba
Matemática, Astronomía y se realizaban excursiones al campo. Se le concedía una gran
importancia a los juegos y al desarrollo de las fuerzas físicas y espirituales del hombre.
Las ideas del humanismo italiano penetraron en Francia. Uno de los representantes más
destacados del pensamiento pedagógico del Renacimiento fue el escritor humanista francés
Francisco Rabelais (1494 - l553). En su conocida obra Gargantúa y Pantagruel, hace una brillante
sátira contra la educación escolástica medieval, a la cual contrapone la educación humanística con
su régimen concebido para el niño, para su educación multifacética, para el desarrollo de su
pensamiento individual, de su creatividad y de. su actividad.
En esta novela se relata cómo un rey pidió a varios filósofos escolásticos que educaran a su hijo
Gargantúa. Estos filósofos obligaban a Gargantúa a que se aprendiera todo de memoria. De este
modo logró aprender el contenido de algunos libros de escolástica, los que podía recitar desde el
comienzo hasta el final y a la inversa. Con esto sólo se logró su embrutecimiento. Después de
despedir a los maestros escolásticos, el padre de Gargantúa invitó a un maestro humanista quien,
sin parar en mientes, cambió todo el sistema. Comenzó por dedicar mucho tiempo a los ejercicios
físicos de Gargantúa y al estudio metódico y constante de las ciencias. Para ello hizo que
observara directamente la naturaleza y realizara paseos por campos y bosques. Así recogía
plantas, confeccionaba herbarios y estudiaba Astronomía mediante la observación de las estrellas.
El estudio se completaba mediante conversaciones, la lectura de los libros y la utilización de
distintos medios materiales. Además, aprendió a tocar algunos instrumentos y a cantar. Los
conocimientos se asimilaban en forma consciente.
Rabelais era partidario de la enseñanza intuitiva y viva, que se relacionase estrechamente con la
realidad circundante.
La idea de que la educación de las nuevas generaciones se realizase en el proceso de la actividad
laboral fue expresada por primera vez por el pensador humanista inglés Tomás Moro (1478-1535),
quien planteó la idea de la unión del trabajo con la enseñanza teórica.
Tomás Moro ilustra sobre la mejor estructura que debe tener el Estado en una isla imaginaria a la
que llamó Utopía (1516), obra homónima y útil, a la vez que entretenida. Tomás Moro hace una
crítica aguda al injusto régimen social imperante en Inglaterra, y contrapone al mismo el régimen
ideal de la fabulosa Utopía, donde no existía la propiedad privada. Su socialismo era quimérico y,
por tanto, no tenía carácter científico. Plantaba que era suficiente liberarse de los nobles, de los
que atendían el culto y de otros holgazanes para satisfacer todas las necesidades de la totalidad
de los miembros de la sociedad. Pero al mismo tiempo, decía que todos los trabajos pesados y
desagradables lo realizan los esclavos que eran los prisioneros de guerra y los criminales liberados
para ello de las penas de muerte a que estaban condenados. Todo esto ponía en evidencia la
inmadurez y la limitación histórica de la concepción del mundo del fundador del socialismo utópico.
Tomás Moro concedía gran importancia a la educación. En la isla Utopía tanto los niños como las
niñas reciben la misma educación social e igual enseñanza primaria. Todas las personas reciben
una educación amplia y la enseñanza se lleva a cabo en el idioma natal. En las escuelas se
enseña a leer y a escribir y, además, Aritmética, Geometría, Astronomía, Música, y Ciencias
Naturales. Los medios de enseñanza tenían una amplia utilización.
Tomas Moro concedía gran importancia a la educación física, adhiriéndose con gran fidelidad al
sistema ateniense para lograr un cuerpo sano, fuerte y hermoso mediante la gimnasia y los
ejercicios militares. Asimismo, concedía gran importancia a la preparación de los niños y jóvenes
para la actividad laboral y al respecto manifestó sus ideas sobre el desarrollo multifacético de la
personalidad. Señaló que había una cuestión a la cual todos estaban obligados: la agricultura. Los
niños la deben estudiar teórica y prácticamente en los campos que rodean cada ciudad. A cada
uno se le asigna, además de las labores agrícolas, algún oficio especial que está obligado a
estudiar. El trabajo físico es obligatorio para todos y el trabajo intelectual se consideraba uno de los
más grandes placeres. Solamente un grupo pequeño de personas se dedica al trabajo intelectual y
se libera del trabajo físico. Son los científicos, a los que se le asignan residencias especiales para
el estudio de las ciencias. Pero si alguno no justifica las esperanzas puestas en él, se le separa de
esa actividad intelectual y vuelve a su oficio y a la agricultura.
Los miembros de esta sociedad pasan su tiempo libre en bibliotecas y museos, en una intensa
actividad de autoeducación. El estado concede a todos el derecho a utilizar los libros y piezas de
esas bibliotecas y museos. Aquellos ciudadanos que hubiesen adquirido conocimientos profundos
mediante la autoeducación pasaban a engrosar el grupo de los científicos.
Las ideas pedagógicas de Tomás Moro han tenido gran importancia en el desarrollo del
pensamiento pedagógico. Proclamó el principio de la enseñanza general y exigía igual educación
para los hombres y para las mujeres. Planteó la idea de la generalización de la práctica organizada
de la autoeducación y de la instrucción de los adultos. Destacó el importante papel de la educación
laboral y, por primera vez, planteó la idea de eliminar la contradicción entre el trabajo físico y el
intelectual. Exigía que la enseñanza se efectuara en el idioma natal de los alumnos y señaló un
amplio circulo de asignaturas, en cuyo centro situaba las ciencias naturales. Tomás Moro fue el
primero que planteó las ideas pedagógicas del naciente socialismo utópico.
Así, el nacimiento y desarrollo del modo capitalista de producción en las entrañas de la sociedad
feudal provocó cambios radicales en las concepciones acerca dé la educación. Y surgieron nuevas
teorías y nuevas escuelas que habrían de satisfacer las necesidades de la nueva clase que surgía
Los rasgos más característicos del Renacimiento son: el surgimiento de formas embrionarias del
modo capitalista de producción en el seno de la sociedad feudal, el desarrollo de la manufactura y
del comercio, el crecimiento de las ciudades y el nacimiento de una nueva clase la burguesía, que
en aquel momento tenía un carácter progresista.
En la lucha contra el Feudalismo, la burguesía elabora su propia ideología. Como señala Engels, la
burguesía necesita de la ciencia y es partícipe en la lucha que frente a la iglesia sostenía la ciencia
en aquel entonces. En el Renacimiento alcanzan un gran desarrollo la Matemática, la Astronomía,
la Mecánica, la Geografía y las Ciencias Naturales. Es éste un período de grandes invenciones y
descubrimientos en diferentes campos: la invención de la imprenta, el descubrimiento de América,
el establecimiento de la vía marítima hacia la India.
Los humanistas, representantes de la época del Renacimiento, rendían culto al hombre en primer
lugar, y luchaban denodadamente contra la concepción religiosa del mundo que sojuzgaba la
personalidad. Pero las posiciones progresistas adoptadas por ellos eran aplicables solamente a un
circulo limitado de personas: a la capa más elevada de la sociedad. No se manifestaban en
relación con la explotación de los campesinos, ni defendían su derecho a la educación. Se
preocupaban poco por la instrucción del pueblo y consideraban que la principal ocupación de éste
era el trabajo físico.
Para los hijos de los nobles los humanistas exigían una educación física y estética plena. También
la enseñanza del latín y del griego, idiomas que se consideraban necesarios para poder estudiar
los monumentos literarios de la Antigüedad. En el programa de la enseñanza intelectual, incluían
asignaturas como Matemática, Astronomía, Mecánica y otras Ciencias Naturales.
Los humanistas respetaban al niño y se oponían a la enseñanza escolástica y a la severidad en la
disciplina. Aspiraban a desarrollar en los niños la curiosidad y el interés por los conocimientos.
En las escuelas que dirigían los pedagogos humanistas la influencia de la iglesia era menor; sin
embargo, la religión seguía manteniendo un lugar importante.
Las concepciones de los humanistas encontraban aplicación práctica únicamente en algunas
escuelas aisladas donde estudiaban hijos de personas acomodadas.
Al mismo tiempo se continuaban desarrollando las escuelas en las ciudades donde cursaban la
primera enseñanza los hijos de los artesanos y comerciantes. Surgieron escuelas para niños (por
lo general, privadas). En la mayoría de las escuelas de las ciudades la enseñanza se desarrollaba
en el idioma natal de los alumnos. En el siglo XVI, conjuntamente con las escuelas primarias,
existían escuelas superiores (latinas) y escuelas medias (colegios y gimnasios), donde la
enseñanza tenía una duración de 8 a 10 años (sólo para los hijos de las personas acomodadas).
Algunas sectas religiosas, que se enfrentaban en la Iglesia Católica, por ejemplo, los anabaptistas
en Europa Central, los taboritas, en el país de los checos, y otras, organizaban la enseñanza
primaria general en el idioma natal de los niños miembros de su secta.
El pensamiento pedagógico de la época, del Renacimiento, se desarrolló en formas diferentes
según los países, reflejando los rasgos característicos del desarrollo de cada país.
En Italia, Vittorino de Feltre (1378-1446) humanista famoso, muy versado en filosofía antigua,
organizó una escuela que él llamó la Casa Gioiosa (Casa de la Alegría), fundamentada en los
principios de la pedagogía humanista. La escuela fue establecida en un bello palacio en medio de
la naturaleza. El edificio fue equipado especialmente para cubrir todas las necesidades de una
escuela según los señalamientos de su creador. A diferencia de las escuelas medievales, en esta
escuela había abundancia de luz y aire y se concedía especial atención al desarrollo físico de los
niños. Las asignaturas principales eran las lenguas y la literatura clásicas. Se estudiaba
Matemática, Astronomía y se realizaban excursiones al campo. Se le concedía una gran
importancia a los juegos y al desarrollo de las fuerzas físicas y espirituales del hombre.
Las ideas del humanismo italiano penetraron en Francia. Uno de los representantes más
destacados del pensamiento pedagógico del Renacimiento fue el escritor humanista francés
Francisco Rabelais (1494 - l553). En su conocida obra Gargantúa y Pantagruel, hace una brillante
sátira contra la educación escolástica medieval, a la cual contrapone la educación humanística con
su régimen concebido para el niño, para su educación multifacética, para el desarrollo de su
pensamiento individual, de su creatividad y de. su actividad.
En esta novela se relata cómo un rey pidió a varios filósofos escolásticos que educaran a su hijo
Gargantúa. Estos filósofos obligaban a Gargantúa a que se aprendiera todo de memoria. De este
modo logró aprender el contenido de algunos libros de escolástica, los que podía recitar desde el
comienzo hasta el final y a la inversa. Con esto sólo se logró su embrutecimiento. Después de
despedir a los maestros escolásticos, el padre de Gargantúa invitó a un maestro humanista quien,
sin parar en mientes, cambió todo el sistema. Comenzó por dedicar mucho tiempo a los ejercicios
físicos de Gargantúa y al estudio metódico y constante de las ciencias. Para ello hizo que
observara directamente la naturaleza y realizara paseos por campos y bosques. Así recogía
plantas, confeccionaba herbarios y estudiaba Astronomía mediante la observación de las estrellas.
El estudio se completaba mediante conversaciones, la lectura de los libros y la utilización de
distintos medios materiales. Además, aprendió a tocar algunos instrumentos y a cantar. Los
conocimientos se asimilaban en forma consciente.
Rabelais era partidario de la enseñanza intuitiva y viva, que se relacionase estrechamente con la
realidad circundante.
La idea de que la educación de las nuevas generaciones se realizase en el proceso de la actividad
laboral fue expresada por primera vez por el pensador humanista inglés Tomás Moro (1478-1535),
quien planteó la idea de la unión del trabajo con la enseñanza teórica.
Tomás Moro ilustra sobre la mejor estructura que debe tener el Estado en una isla imaginaria a la
que llamó Utopía (1516), obra homónima y útil, a la vez que entretenida. Tomás Moro hace una
crítica aguda al injusto régimen social imperante en Inglaterra, y contrapone al mismo el régimen
ideal de la fabulosa Utopía, donde no existía la propiedad privada. Su socialismo era quimérico y,
por tanto, no tenía carácter científico. Plantaba que era suficiente liberarse de los nobles, de los
que atendían el culto y de otros holgazanes para satisfacer todas las necesidades de la totalidad
de los miembros de la sociedad. Pero al mismo tiempo, decía que todos los trabajos pesados y
desagradables lo realizan los esclavos que eran los prisioneros de guerra y los criminales liberados
para ello de las penas de muerte a que estaban condenados. Todo esto ponía en evidencia la
inmadurez y la limitación histórica de la concepción del mundo del fundador del socialismo utópico.
Tomás Moro concedía gran importancia a la educación. En la isla Utopía tanto los niños como las
niñas reciben la misma educación social e igual enseñanza primaria. Todas las personas reciben
una educación amplia y la enseñanza se lleva a cabo en el idioma natal. En las escuelas se
enseña a leer y a escribir y, además, Aritmética, Geometría, Astronomía, Música, y Ciencias
Naturales. Los medios de enseñanza tenían una amplia utilización.
Tomas Moro concedía gran importancia a la educación física, adhiriéndose con gran fidelidad al
sistema ateniense para lograr un cuerpo sano, fuerte y hermoso mediante la gimnasia y los
ejercicios militares. Asimismo, concedía gran importancia a la preparación de los niños y jóvenes
para la actividad laboral y al respecto manifestó sus ideas sobre el desarrollo multifacético de la
personalidad. Señaló que había una cuestión a la cual todos estaban obligados: la agricultura. Los
niños la deben estudiar teórica y prácticamente en los campos que rodean cada ciudad. A cada
uno se le asigna, además de las labores agrícolas, algún oficio especial que está obligado a
estudiar. El trabajo físico es obligatorio para todos y el trabajo intelectual se consideraba uno de los
más grandes placeres. Solamente un grupo pequeño de personas se dedica al trabajo intelectual y
se libera del trabajo físico. Son los científicos, a los que se le asignan residencias especiales para
el estudio de las ciencias. Pero si alguno no justifica las esperanzas puestas en él, se le separa de
esa actividad intelectual y vuelve a su oficio y a la agricultura.
Los miembros de esta sociedad pasan su tiempo libre en bibliotecas y museos, en una intensa
actividad de autoeducación. El estado concede a todos el derecho a utilizar los libros y piezas de
esas bibliotecas y museos. Aquellos ciudadanos que hubiesen adquirido conocimientos profundos
mediante la autoeducación pasaban a engrosar el grupo de los científicos.
Las ideas pedagógicas de Tomás Moro han tenido gran importancia en el desarrollo del
pensamiento pedagógico. Proclamó el principio de la enseñanza general y exigía igual educación
para los hombres y para las mujeres. Planteó la idea de la generalización de la práctica organizada
de la autoeducación y de la instrucción de los adultos. Destacó el importante papel de la educación
laboral y, por primera vez, planteó la idea de eliminar la contradicción entre el trabajo físico y el
intelectual. Exigía que la enseñanza se efectuara en el idioma natal de los alumnos y señaló un
amplio circulo de asignaturas, en cuyo centro situaba las ciencias naturales. Tomás Moro fue el
primero que planteó las ideas pedagógicas del naciente socialismo utópico.
Así, el nacimiento y desarrollo del modo capitalista de producción en las entrañas de la sociedad
feudal provocó cambios radicales en las concepciones acerca dé la educación. Y surgieron nuevas
teorías y nuevas escuelas que habrían de satisfacer las necesidades de la nueva clase que surgía
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